A las orillas del lago las jóvenes-cisne esperan tristemente la llegada de Odette. Ella llega llorando desesperada, contándole a sus amigas los tristes acontecimientos de la fiesta en el castillo. Aparece Sigfrido y le implora su perdón. Reaparece Rothbart reclamando el regreso de los cisnes. Sigfrido y Odette luchan contra él, pero todo es en vano, pues el maleficio no puede ser deshecho. Los dos enamorados se lanzan al lago...
martes, 7 de junio de 2011
Beethoven Pastoral Sonata Op. 28
La decimoquinta sonata para piano de Beethoven forma un contraste absoluto con la Claro de luna, pero como ella es conocida por un sobrenombre no ideado por el autor. Sonata Pastoral. Es una inspiración bella, fresca, idílica, injustamente renegada por su autor, en unión de todo lo que había creado hasta entonces.
Durante el verano de 1801, el compositor residió una temporada en Hetzendorf, en la casa de campo del Elector Maximiliano Francisco. Fue un momento de reposo espiritual en el nació, o al menos quedó planeada esta deliciosa opus 28.
El manuscrito original lleva la fecha del año referido, publicándose el 14 de agosto de 1802, con el título y dedicatoria siguiente: "Grande sonata pour le piano-forte, composée et dédiée a Monsieur Joseph Noble de Sonnefels, Conseiller auilique et Secretaire perpétuel de l'Academie des Beaux Arts, par Louis van Beethoven a Vienne au Bureau d'Arts et d'industrie".
El personaje a quién está dedicada la obra era un viejo literato y crítico, que a pesar de su edad atacaba en todo orden de cosas cuanto fuera rutina, rancia y defectos convencionales perpetuados por la tradición, defendiendo todo lo noble y lo bello. La simpatía que, sin duda, despertó en Beethoven, motivó la dedicatoria de su opus 28. La demoninación de Pastoral, debido a un editor hamburgués, ha sido aceptada casi siempre, aunque alguien la ha discutido. Si la tonalidad no es tan propia como al de fa mayor -elegida en la sexta sinfonía- para pintar el color pastoral, hay en el ambiente de la sonata y sobre todo, en la inspiración ingenua, fresca, sonriente del allegro y del rondó algo que evoca sensaciones bucólicas, como ligero presentimiento, muy anticipado de l amaravillosa Sinfonía Pastoral, al que, a diferencia de esta sonata, fue así titulada por Beethoven y aun casi sujeta a programa por el autor. Pero, desde ahora, el sentimiento de Naturaleza, la fiel y amada amiga del maestro, inspirará repetidas veces su genio. Si la Sexta Sinfonía parece festejar las nupcias del compositor con su única esposa, la Sonata Pastoral es una promesa de amor eterno. Cuatro tiempos, de contorno general mucho más clásico que el de las dos sonatas "casi fantasías", integran esta segunda sonata en re mayor, cuya base es simpe la tónica mayor-menor-mayor.
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