lunes, 24 de junio de 2013

Mozartkugel

Las Mozartkugeln (singular Mozartkugel, en castellano ("bola de Mozart") son un dulce tradicional de la gastronomía de Austria originario de la ciudad de Salzburgo. Fueron creadas por el pastelero Paul Fürst en 1890 y su nombre es un homenaje al compositor Wolfgang Amadeus Mozart. La confitería Fürst sigue elaborándolas de forma artesanal y de acuerdo a la receta original. Como dicha confitería no posee los derechos legales sobre la denominación "Mozartkugeln", existen numerosas imitaciones del producto, generalmente fabricadas siguiendo métodos industriales.El maestro pastelero Paul Fürst llegó a Salzburgo en 1884 y abrió su propio establecimiento en el número 13 de la calle Brodgasse. Produjo su primer Mozartbonbon en 1890, para posteriormente comercializarlo en grandes cantidades, ya como Mozartkugeln. El mérito de Fürst consistió en fabricar un bombón de forma casi perfectamente esférica. El proceso de producción empleado en la confitería Fürst no ha sufrido cambios hasta el día de hoy. Fürst presentó sus Mozartkugeln en una feria en París en 1905, obteniendo el máximo galardón. Cada Mozartkugel está formada por una bolita de mazapán de pistacho recubierto de nougat. Durante su fabricación, esta bola se ensarta en un palito de madera y se sumerge en un baño de chocolate negro. Lo siguiente es poner el palito de forma vertical con la Mozartkugel en lo alto para permitir que esta se seque y endurezca. Finalmente se retira el palo y se cubre con chocolate el agujero dejado por éste. La bola, lista para ser consumida, se envuelve en papel de aluminio. Aproximadamente 1,4 millones de Mozartkugeln al año se fabrican siguiendo esta técnica.




domingo, 23 de junio de 2013

DAvid Afkham: "Sé que la ONE me va a poner retos, pero yo también a ella"

El joven músico alemán firmó ayer su contrato como director principal de la formación nacional a partir de la temporada 2014-2015, por un periodo de tres años.
 
Después de dos años de incógnitas sobre quién ocuparía el podio de la Orquesta y Coro Nacionales de España, éstas fueron ayer despejadas. David Afkham (Friburgo, 1983) será su nuevo director principal a partir de la temporada 2014-2015 y por un periodo de tres temporadas. «Luego veremos cómo puede continuar», anunció ayer el director general del Inaem, Miguel Ángel Recio, con evidente satisfacción.

El nombre de Afkham, «el único» que se ha barajado para sustituir a Josep Pons -anterior director artístico y musical de la OCNE-, sorprendió, pero no por falta de idoneidad sino porque fue el mismo elegido por el anterior equipo de gestores, a sugerencia de Pons. Una negociación que se vio truncada por las elecciones y el cambio de Gobierno.

El joven director alemán, que en otoño cumplirá 30 años, parecía haber sido entonces descartado, pero el interés seguía latente, como ha demostrado su contratación «tras superar muchas dificultades. David Afkham es el mejor director que puede tener la ONE», subrayó Recio, antes de enumerar las cualidades que le han hecho merecedor del cargo: «Es alguien con un componente de internacionalización, visto por muchos como el gran director del futuro. Con él, la orquesta va a tener el director que se merece y Afkham va a obtener también el prestigio que se merece. Ambos van a crecer juntos». Su energía y su química con la orquesta, que ayer recibió la noticia con entusiasmo, han contribuido también a la elección. «Es alguien deseado y respetado, dos cosas que no siempre coinciden».

Por su parte, el director técnico de la OCNE, Félix Alcaraz, destacó del director alemán «la capacidad de ilusión que despierta en el sector más joven de la orquesta. Su elección no es una cuestión de autoridad, carisma o talento. Es todo. Es lo que necesita un proyecto para conseguir todo los retos que nos hemos planteado».


Algo de lo que es muy consciente Afkham. «Sé que la orquesta me va a poner retos, pero yo también a ella», aseguró el director alemán, que acaba de dirigir este fin de semana a la ONE y que se mostraba «ilusionado» tras firmar el contrato. «Por la confianza que ha depositado en mí una orquesta nacional. Además es estupendo estar en una ciudad, Madrid, en la que la cultura y la música siguen recibiendo la ayuda del Gogierno», afirmó. Afkham recordó su primer encuentro con la formación, en octubre de 2011, «en el que sentí una conexión especial con los músicos y Madrid. Compartimos la misma idea: darlo todo por la música. Estoy orgullo y contento de formar parte de esta familia y de iniciar este viaje».


Educado dentro del repertorio centroeuropeo, Afkham confesó conocer «un poquito el repertorio español, pero no me veo como la persona indicada para dirigir música española». En cuanto al repertorio de los siglos XX y XXI, aseguró que «es importante la conexión con el presente. No podemos vivir en un museo. Estoy encantado con el apartado de Carta Blanca», concedió. Entre sus objetivos, destacó su intención de trabajar por la calidad del sonido y lograr más flexibilidad. «A Brucker no se le puede preparar en dos días, se necesita tiempo. Quiero lograr que los músicos de la ONE respiren todos juntos. La orquesta tiene un potencial y la motivación para mejorar, eso es lo importante. Veo que los músicos quieren cambiar y seguir mejorando, pero eso necesita tiempo».


La incorporación de Afkham será paulatina. El próximo año solo dirigirá un programa, en la temporada 2014-15, serán tres; y en la siguiente lo hará «al menos durante ocho semanas», además de participar en giras, grabaciones y otros proyectos de la OCNE







Julia Fischer plays Gustav Mahler Piano Quartet in a-minor

jueves, 13 de junio de 2013

Polina Semionova -Ballet de Zurich - Swan Lake 2009

El lago de los cisnes de tchaikovsky


....Cuando Sigfrido va a jurarle amor eterno a Odette aparece rothbart, quien hace que las jóvenes vuelvan a convertirse en cisnes, para evitar que el príncipe rompa el hechizo. Odette se aleja convertida en cisne...

Dresdens Klang. Unterwegs

lunes, 10 de junio de 2013

El alemán David Afkham, de 30 años, nuevo director de la Orquesta Nacional de España



El alemán de 30 años David Afkham es el nuevo director de la Orquesta y Coro Nacional de España (OCNE), cuya batuta ha estado vacante dos años y de la que se ocupará, como responsable "principal", tres temporadas a partir de 2014/2015 con el propósito de modernizar y flexibilizar sus metas.


Afkham, "deseado y respetado" por la OCNE, a la que ya ha dirigido en diez ocasiones, ha sido presentado este martes por el director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM), Miguel Ángel Recio, como "lo mejor que puede tener" la OCNE, para la que en este proceso ha sido siempre, según su responsable técnico, Félix Alcaraz, "el primer y único candidato".

"Es un día especial para mí. Es mi primera titularidad principal y no solo lo es de una orquesta sino del buque insignia de las orquestas españolas", ha asegurado el músico, que ha insistido en que persigue "la flexibilidad" de la formación, que alcance "un estándar de altísimo nivel europeo y de todos los estilos" y que suene "como un único cuerpo".

La figura elegida para la firma del contrato, que se ha negociado durante varios meses, es la de "director principal", no la de titular, por lo que, según ha sabido Efe, será precisa una modificación de los estatutos de la orquesta -de 1982-, una vieja aspiración tanto de la formación como del INAEM, que llevan reclamando varios años su modernización.

Recio ha aclarado que en el nombramiento de Afkham no se ha aplicado el Código de Buenas Prácticas, al contrario que en el resto de las unidades del INAEM, porque "no era ajustado" para la OCNE y ha asegurado que la cuantía del contrato "se mantiene en los parámetros de austeridad española" aunque no ha revelado de cuánto se trata.


El INAEM y la OCNE buscaban a alguien con impulso "en el mundo internacional", en el que está considerado "como un gran director del futuro", de prestigio y joven, "con energía y proyección": "el nivel de la orquesta es muy alto y aumentará", ha asegurado Recio.

El nuevo director de la OCNE, director adjunto de la London Symphony Orchestra y asistente de Valery Gergiev y adjunto al titular de la Gustav Mahler Youth Orchestra, fue el relevo en el que el director de la orquesta, Josep Pons, pensó para sí mismo cuando aceptó la oferta del Liceo, pero se frustró con el cambio de Gobierno, a finales de 2011, y desde entonces ha estado vacante.

A pesar de ello, ni Afkham ni Recio ni Alcaraz han querido precisar las razones que paralizaron entonces su contratación.

"No elegimos porque lo fuera el primer candidato de la etapa anterior pero tampoco por eso íbamos a descartarlo", ha precisado Alcaraz.

En la temporada 2014/2015, el alemán dirigirá tres programas y a partir de la siguiente subirá al podio al menos durante ocho, además de participar en giras, producciones discográficas y otros proyectos de la OCNE.


"Tengo mucha ilusión porque hayan confiado en mí. Me encanta Madrid, la orquesta y este coro. Está muy bien estar en una ciudad en la que la cultura y la música siguen recibiendo la ayuda del Gobierno. Es un lugar en el que siento la energía", ha dicho Afkham (Friburgo).

El músico asegura que desde que dirigió por primera vez la orquesta, en septiembre 2011, sintió "una conexión especial" y cree que comparte con ella su deseo de darle todo a la música."Mi credo es transmitirle la música a las personas. Hay que trabajar en el conjunto, escucharse, trabajar en los estilos. Eso no se cambia en un año pero sí a mas largo plazo. Esta orquesta me va a poner retos positivos y yo a ellos. Estoy deseando comenzar y hacer este viaje juntos", ha dicho.

Pons le mostró "las dificultades" de la orquesta, un cierto "desfase" entre los jóvenes -quienes más han respaldado su candidatura- y los mayores, síntoma de que están en "transición de energías": "hay que ir afinando para que la orquesta sea del siglo XXI".

Del repertorio, ha añadido, ya hablarán "en el futuro", que pasará por su "casa", es decir el sonido alemán, pero yendo más allá. Lo que sí tiene claro es que para la música española, en la que irá "profundizando", prefiere a otros "más expertos".





sábado, 8 de junio de 2013

La violinista Julia Fischer reivindica a autores "subestimados" como Suk o Sarasate




La violinista julia Fischer, que en su nuevo disco "Poeme" reivindica al checo Josef Suk, viista esta semana España para una triple cita en vivo en la que hará buena su premisa fundamental: "Lo más importante cuando te subes a un escenario es el compositor, no tú mismo".
El "Double Concerto" de Brahms será el repertorio que disfruten el público de Madrid, el de Valladolid y el de Oviedo, desde hoy y hasta el próximo jueves respectivamente, gracias al virtuosismo de esta joven alemana, de 27 años que recibió una nominación a los premios Grammy con su anterior disco, "Paganini : 24 carpices Op. 1 ".
Llega acompañada del celista Daniel Müller-Schott, así como de la Orquesta Filarmónica de Montecarlo, de la que ha sido artista residente en la temporada 2010-2011, y del director Yakov Kreizberg, con los que además ha colaborado en la grabación de "Poeme".

"Es fantástico cómo reaccionan cuando haces algo nuevo sobre el escenario, inmediatamente lo captan, no hace falta explicarlo", dice sobre ellos la violinista en una entrevista con Efe.


Sobre su nuevo álbum, explica que estaba interesada en grabar el "Poema autunnale", que considera "una pieza maravillosa" del italiano Ottorino Respighi, y reivindicar a un "compositor subestimado en el oeste de Europa", Josef Suk, de quien interpreta "Fantasy in G minor, op. 24".


Decidió redondear el disco con otras dos piezas del mismo período en el que vivieron estos autores y de compositores de otras nacionalidades, razón por la que llegó al "Poème op. 25", del francés Ernest Chausson; y a "The lark ascending", del británico Ralph Vaughan Williams.


"Mi principal reto es no aburrir a la audiencia, especialmente cuando se trata de piezas muy impresionistas, no muy rítmicas y relativamente lentas. Hay que lograr entonces que sean interesantes para el público, que capte los distintos colores", explica.

Fischer, que además ha ejercido de profesora en la Hochschule für Musik, de Fráncfort (Alemania), considera fundamental la identificación con la pieza para poder tocarla sobre un escenario hasta llegar a "amarla", porque, dice, eso es lo que hace de esto "una profesión y no un trabajo".

En sus clases, y a fin de evitar los nervios en la ejecución, intenta que sus alumnos entiendan que, "sobre un escenario, están para el compositor, no para ellos mismos" y, desde ese punto de vista, considera importante "no añadir nada". "Yo simplemente toco lo que está escrito", cuenta.


En 2008 realizó su debut profesional con el piano, algo que no tiene ninguna intención de retomar en el futuro. "Quizás en 20 años me haya cansado del violín y quiera cambiar, pero creo que aquello fue algo único", indica.

Sobre las diferencias entre ambas carreras, destaca entre otros aspectos que "el piano con una orquesta es de alguna forma más fácil, porque no hay 20 pianistas detrás de ti. Con el violín, si cometes un pequeño error, enseguida captas la energía. Saben lo que haces".

Por otro lado, destaca que el repertorio para piano es mucho más difícil. "Además, como pianista además te ves forzado a llevar una vida solitaria", apunta.

Entre sus proyectos futuros figura dedicar los próximos años a artistas que, en su opinión, han sido "infravalorados", como el español Pablo Sarasate. "Escribió como sesenta opus y sólo tocamos la "Fantasía de Carmen" y los "Aires gitanos". Pero creo que hay muchas otras interesantes", comenta.

Además, destaca la idoneidad de este compositor español y de sus coetáneos de principios del siglo XX para atraer el público joven a la música clásica.













martes, 4 de junio de 2013

María Callas una voz, una leyenda


Ana María Cecilia Sofía Kalogeropoúlou (en griego Άννα Μαρία Καικιλία Σοφία Καλογεροπούλου) (Nueva York, 2 de diciembre de 1923 – París, 16 de septiembre de 1977), conocida como María Callas, fue una soprano griega nacida en Estados Unidos, considerada la cantante de ópera más eminente del siglo XX. Capaz de revivir el bel canto en su corta pero importante carrera, fue llamada (como antes la célebre Claudia Muzio) «la Divina». Su nombre está asociado en la memoria colectiva a Aristóteles Onassis, el gran amor de su vida. Era hija de Evangelia Dimitriadis y George Kalogeropoulos, una pareja de emigrantes griegos que llegaron a Estados Unidos en agosto de 1923, asentando su domicilio en la ciudad de Nueva York. En 1929 George Kalogeropoulos, farmacéutico de profesión, abrió un negocio familiar en un barrio griego de Manhattan y, por la complejidad del apellido, lo cambió por Callas.Tras la separación de sus padres, Maria viajó a Grecia en 1937 con su madre y hermana, volviendo a adoptar su apellido original, Kalogeropoulos. Comenzó su formación en el Conservatorio Nacional de Atenas, y para inscribirse tuvo que falsear la edad, ya que no tenía los 16 años mínimos. Estudió con la soprano Maria Trivella, y después bel canto con Elvira de Hidalgo, que la formó en la tradición del belcanto romántico italiano. En 1938 hará su debut no profesional como Santuzza en Cavalleria rusticana, en Atenas. La relación entre Maria y su madre era difícil. La madre presionaba a Maria con sus clases, solicitando a sus profesores que le informasen de todos sus avances; y por otro lado comparaba a Maria con su otra hija, calificándola de «gorda», poco agraciada y únicamente atractiva por su voz. Años después, Maria confesaría a la prensa que su madre la apoyó solamente para tener algún sustento económico y que, si bien admiraba su fortaleza y agradecía ese apoyo, nunca se había sentido querida por ella. El debut de Maria fue en febrero de 1942, en el Teatro Lírico Nacional de Atenas, con la opereta Boccaccio. El primer éxito lo tendría en agosto de 1942 con Tosca, en la Ópera de Atenas. Pronto cantó Fidelio, Tiefland y Cavalleria rusticana, también en Atenas. En 1944, durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas ocupantes pierden el control de Grecia y la flota británica llega al puerto de El Pireo. Maria Kalogeropoulos decide volver a los Estados Unidos para encontrarse con su padre. Sus éxitos no fueron muchos hasta que la quiso escuchar Edward Johnson, el director general del Metropolitan Opera House, quien le ofreció inmediatamente los principales papeles en dos producciones en las temporadas de 1946–1947: Fidelio, de Ludwig van Beethoven, y Madama Butterfly, de Giacomo Puccini. Para sorpresa de Johnson, Maria rechazó los papeles: no quería cantar Fidelio en inglés, y consideraba que el rol de Butterfly no era el mejor para su debut en América.


Encontró trabajo en 1946, pero continuó practicando con vigor para perfeccionar su técnica. Tomó como agente a Eddie Bagarozy y aceptó cantar la ópera Turandot en Chicago, en enero de 1947, con un reparto de cantantes europeos célebres, en una compañía que fue fundada por Bagarozy y Ottavio Scotto, un empresario italiano. Maria Callas mostró tener un carácter muy fuerte y determinante en sus decisiones, que se evidenciaría en el trato con su madre y más tarde con Aristóteles Onassis. Su voz en los pianos era bellísima, pero acusaba un timbre metálico que no sabía anular con técnica. En sus tiempos fue llamada una soprano assoluta o soprano sfogato. La rápida pérdida de peso en la mitad de su carrera, el cambio constante de repertorio tan variado y a la vez sus problemas personales, son citados como posibles causas del deterioro de su voz. Maria conoció en Nueva York al tenor italiano Giovanni Zenatello, director de la Arena de Verona, quien la contrató para cantar La Gioconda, de Ponchielli, en ese anfiteatro. Viajó entonces a Italia en compañía de la esposa de Bagarozy, Louise (hermana de Adriana Caselotti) y allí conoció a quien sería su primer esposo: un acaudalado industrial de la construcción llamado Giovanni Battista Meneghini (Verona, 1896 – Desenzano del Garda, 1981), treinta años mayor que ella y decisivo en la gestión de la incipiente carrera de la soprano. Su debut italiano en la Arena de Verona fue en 1947, bajo la batuta de Tullio Serafin. Su trabajo en la ópera de Ponchielli fue un éxito pero no se reflejó inmediatamente en nuevos contratos. Así, Callas se encontró nuevamente sin empleo, pero gracias al apoyo brindado por Meneghini logró continuar con sus estudios privados de canto, haciendo luego una audición para Serafin en el difícil papel protagonista de Tristan e Isolda, de Richard Wagner, que se iba a presentar en el teatro La Fenice de Venecia en la siguiente temporada. Logró el papel y debutó en el teatro veneciano, obteniendo un clamoroso éxito que le permitió cantar Turandot, de Puccini, y el personaje de Brünnhilde en Die Walküre (La valquiria), en las temporadas de 1948–1949.En 1949 se casa con Meneghini y cambia su nombre a Maria Meneghini Callas. Ese año, durante el receso estival europeo, el 20 de mayo de 1949 hace su debut americano en el Teatro Colón de Buenos Aires como Turandot, Aída (sólo una función reemplazando a Delia Rigal) y Norma, dirigidas por Tullio Serafin, secundada por Mario del Mónaco, Fedora Barbieri y Nicola Rossi-Lemeni. En Venecia se iba a representar la ópera I puritani, de Vincenzo Bellini (el llamado «Chopin de la ópera»), con Margherita Carosio en el papel de Elvira. Una tarde Maria se había cansado de interpretar el papel de Brünnhilde y comenzó a leer la música del personaje de Elvira. Cuando la esposa de Serafin la escuchó, se lo dijo a éste y pidió a Maria que lo cantase. Además la Carosio estaba enferma y era necesario sustituirla. La mañana siguiente Maria cantó para el director musical del teatro, quien decidió que ella sería la mejor elección como Elvira. Se le dio una semana para aprender la ópera entera, una semana que además incluía tres representaciones de Die Walküre. Después de la primera representación de I puritani el 19 de enero de 1949, Maria Callas se convirtió en «la voz de Italia». Después de su Elvira en Venecia, Maria se convirtió en una celebridad en Italia, pero todavía no se le había ofrecido un papel en el teatro más importante del país, La Scala de Milán. Finalmente se le ofreció un papel en la Aida, de Giuseppe Verdi, que Renata Tebaldi no podía realizar. Maria y Meneghini esperaban un gran éxito, pero cuando comenzaron las representaciones de Aida el 12 de abril de 1950, la acogida del público italiano fue fría, situación que la Callas notó al concluir el segundo acto, y en un arrebato de cólera dejó la obra inconclusa. Para la segunda presentación el 7 de diciembre de 1950, La Scala se rindió a Maria Callas, un éxito que dio origen a su seudónimo «La Divina». La temporada de 1950–1951 inició con I vespri siciliani, de Giuseppe Verdi, siendo una de las actuaciones más aclamadas y recordadas de la soprano.

El 23 de mayo de 1950 debuta en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, cantando Norma, y es en ese mismo escenario donde intercala un célebre Mi bemol al final del segundo acto de Aida conocido como «el agudo de México» y en donde cantaría las dos únicas funciones de Rigoletto a lo largo de su vida. En Bellas Artes cantaria con Giuseppe Di Stefano "Rigoletto", "Traviata", "Bohemia" y "Lucia de Lamermoor" formando desde entonces una de las parejas más famosas en la Historia de la Opera. Juntos grabaron 9 Operas completas: "Rigoletto", "El Trovador", "Manon Lescaut","Baile de Mascaras", "La Bohemia", "Los Puritanos", "Cavalleria", "Payasos" y "La Traviata". En julio de 1952 Callas firmó un contrato de grabación exclusiva con Walter Legge, productor musical de EMI. Pocos días después Legge y su mujer, la famosa soprano alemana Elisabeth Schwarzkopf, fueron a verla en La traviata en la Arena de Verona. Tras la representación, la Schwarzkopf ofreció uno de los tributos más conmovedores: viéndose superada por Maria, no cantaría nunca más La traviata. Cuando se le pidió una explicación, la Schwarzkopf respondió: «¿Cuál sería el sentido de hacerlo si otra artista lo puede hacer perfecto?». En noviembre de ese mismo año María Callas compartiría escenario con otro gran mito del bel canto, Joan Sutherland en la representación de Norma de Bellini en el Covent Garden de Londres. Mujer alta y muy corpulenta, en esa época decidió bajar de peso para «hacer justicia a Medea», papel que interpretaría en La Scala dirigida por Leonard Bernstein en producción de Margarita Wallmann.
Entre 1953–1954 bajó más de 36 kilos (80 libras). Cuando reapareció como la tísica Violetta junto a su gran amigo y frecuente compañero de escena - el Tenor Siciliano Giuseppe Di Stefano en la puesta en escena de Luchino Visconti de La traviata, en un primer momento ni el director orquestal Carlo Maria Giulini la reconoció. Era «otra mujer», y Visconti había hallado la cantante-actriz ideal para sus escenificaciones cinematográficas. Visconti la convertirá en ideal Violetta y luego Ifigenia, Elisabetta, Anna Bolena y Amina en La sonnambula, de Bellini. En 1954 hace su debut en Estados Unidos, en la Lyric Opera of Chicago, como Lucia di Lammermoor. En 1955, probablemente su mejor año escalígero, canta una Norma que adquirirá estatus legendario, junto a Giulietta Simionato y Mario del Mónaco, dirigida por Antonino Votto, y en Berlín junto a Herbert von Karajan canta una Lucia di Lammermoor histórica para la reapertura de la Deutsche Oper Berlin. El delirio del público hace que se deba repetir el sexteto del segundo acto.

El 17 de noviembre de 1955, al término de la presentación de Madame Butterfly en el Lyric Opera de Chicago, Maria Callas celebraba su triunfo. La audiencia continuaba aplaudiendo cuando se acercó el oficial de justicia Stanley Pringle, que le presentó un requerimiento judicial por haber sido demandada por su anterior representante, Eddie Bagarozy, quien esgrimía un contrato de 1947 que le designaba como único representante. Aunque no habían tenido contacto durante muchos años, Bagarozy reclamó que él tenía un porcentaje de los honorarios de Callas y que con los gastos pagados por él sumaban 300.000 dólares. El caso fue dirimido en el juzgado el 7 de noviembre de 1957 según unos términos que no se hicieron públicos.
Finalmente Maria hizo su debut en el Metropolitan Opera House el 28 de octubre de 1956, como Norma, de Vincenzo Bellini. En 1957 tienen lugar la histórica exhumación de Anna Bolena, de Donizetti, en La Scala, dirigida por Luchino Visconti, junto a Giulietta Simionato, y las igualmente históricas de La sonnambula, de Bellini, que el realizador trata como un cuento pastoral donde Maria equipara física y vocalmente a la soprano del siglo XIX Fanny Persiani. Durante la gira de la compañía, primero a Colonia y luego al Festival de Edimburgo, ante el éxito de las representaciones de La sonnambula, se agrega una quinta función a las cuatro programadas.Maria, aduce no estar contratada y deja Edimburgo por Venecia, donde la espera una fiesta de su amiga Elsa Maxwell donde —según Maxwell— la columnista le presentó al magnate Aristóteles Onassis. Se sucede otro escándalo y la entonces desconocida Renata Scotto, de 23 años, en dos días aprende la parte para consagrarse internacionalmente. La siguiente vez que Maria provocó titulares por un escándalo fue por una representación de Norma en la ópera de Roma, el 2 de enero de 1958, en honor del Presidente de Italia, Giovanni Gronchi, y su esposa. Desgraciadamente, Maria contrajo un resfriado y se informó al teatro de que se le debía substituir, pero La Scala se negaba a sustituirla. Maria, contra las órdenes de los médicos, salió a escena pero tuvo claro desde la primera nota que su voz estaba en mala condición. Al final del primer acto, media audiencia no se mostraba satisfecha. Maria huyó rápidamente por una puerta trasera, y anunció que lo había hecho porque no estaba a la altura del público milanés. Al avisar al teatro de su situación vocal, el teatro había respondido «Nessuno può sostituire la Callas» («Nadie puede sustituir a la Callas»), lo que enfureció al público milanés. El público estaba rabioso, pero Maria fue excusada cuando recibió la llamada de la señora Gronchi, quien le aseguró que ni ella ni su marido se habían ofendido.Tres meses después, Maria cantaría junto al joven tenor canario Alfredo Kraus en Lisboa una de las representaciones más aclamadas de La traviata, de Verdi. Esta función dirigida por Franco Ghione el 27 de marzo de 1958 es considerada, pese a su sonido precario, como la mejor grabación de esta ópera. Se han descubierto fragmentos filmados de esas funciones. Ese mismo año su arte llegó a distintos lugares del mundo: Chicago, Berlín, Viena, Filadelfia, Washington, Dallas, Colonia, Edimburgo. A mediados de dicho año, Maria Callas representa en el Covent Garden de Londres La traviata con Cesare Valetti. Cerró este especial año con un recital en directo celebrando su debut en la Ópera Garnier de París, el 19 de diciembre, que fue transmitido a más de una docena de países en Europa y que inició su relación entrañable con la ciudad donde terminaría sus días. Hacia fines de 1958 Rudolf Bing —director del Metropolitan Opera, donde ella había debutado en 1956— quiso contratarla para La traviata y Macbeth, dos óperas muy diferentes para las cuales no llegaron a un acuerdo. La noche del debut de Callas en Medea, en Dallas, Bing le envió un telegrama rescindiendo el contrato. Callas, enfurecida, convocó a la prensa y cantó después una extraordinaria Medea junto a Jon Vickers y la joven Teresa Berganza.Posteriormente, Bing dijo que Callas fue la artista más difícil de tratar, que era tan inteligente que siempre ganaba.La cancelación de Macbeth catapultó al estrellato a quien la reemplazó en el papel principal, la austríaca Leonie Rysanek. Pese a todo, Bing y Callas se reconciliaron en la década de 1960 y Callas retornó al Met en 1965 para dos funciones de Tosca, las últimas que interpretó en un escenario de ópera americano (se retiró tras cantar en el Covent Garden de Londres).