lunes, 13 de octubre de 2014

"No tener miedo es una temeridad" La pianista guipuzcoana Judith Jáuregui publica el 14 de octubre su tercer disco, 'Aura', que indaga en las raíces impresionistas de Mompou a través de Liszt y Debussy


Se ha asomado Judith Jáuregui al recuerdo de su infancia a través de la ventana por la que mira Mompou en 'Escenas de niños'. Y se ha visto a sí misma tocando con 11 años las obras de su tercer disco, 'Aura', que ensancha los límites del impresionismo musical. Se lo pedía el cuerpo después del Schumann enérgico de su debut y el homenaje a Alicia de Larrocha con el que sorprendió hace solo unos meses. "Me había expuesto mucho -reconoce la pianista de 29 años- y tenía ganas de volver a las esencias".
Se refiere a la introspección lúcida de Liszt, a la contemplación serena de Debussy y a la reconfortante nostalgia de Mompou. Que es el verdadero protagonista del disco, planteado como un ejercicio de determinismo musical a lo largo de siete décadas (1850-1918) hasta alcanzar el refugio existencial de las partituras del compositor catalán. "Me ha costado mucho desprenderme de esa intimidad y sobreponerme al pudor de la publicación. A veces pienso que me he desnudado más de la cuenta".
Si el título del disco sugiera una búsqueda de luz, la portada sirve presagio a una música de colores y texturas que no remiten a la superficie de las cosas sino al interior de las mismas. "Cada paisaje y cada estampa termina conduciéndonos a nosotros mismos. Porque las emociones, decía Mompou, han de ser secretas y vividas en soledad". 'Las seis Consolaciones' y 'Los juegos de agua en la Villa d'Este' revelan a un Liszt más impresionista que impresionante. "El virtuosismo exacerbado le hizo mucho daño, porque la verdad de su música no tiene nada que ver con la exhibición y los decibelios, sino con la búsqueda de respuestas y las dudas religiosas que tanto le atormentaron. En ese sentido, 'las Consolaciones', que él llamaba miniaturas sin pretensiones, son como pequeñas oraciones".
En las armonías y resonancias de 'Estampas' y 'La isla feliz' de Debussy se anuncia ya el Mompou recién llegado a París y sin apenas recursos. También Liszt se manifiesta en el uso del pedal y las capas sonoras de Impresiones íntimas y 'Escenas de niños' del músico barcelonés. Pero aún quedan, entre las alusiones y descripciones sonoras, espacios en blanco que cada cual habrá de rellenar a su antojo. "El disco apela a la participación del oyente, cuya imaginación es, a fin de cuentas, el lienzo último sobre el que se dibujan los paisajes en sus diferentes perspectivas".

Adaptarse a la incertidumbre

No le gusta a la pianista guipuzcoana, admiradora de Martha Argerich, Grigory Sokolov y Radu Lupu, hablar de madurez. "Porque sé lo mucho que he avanzado pero también lo que me queda por aprender. Y no me refiero tanto al aspecto técnico como al vital. Para abordar ciertas obras de Bach, Beethoven o Brahms hace falta haber vivido lo suficiente". Y eso que en su momento ganó el Premio Frechilla-Zuloaga con el 'Concierto nº 3' de Beethoven y tiene programadas las 'Sonatas' dentro de la temporada del Centro Nacional de Difusión Musical. "Pero una cosa es ir desgranando el repertorio al abrigo del público y otra muy distinta encerrarte en el estudio para aportar algo nuevo".
Hace dos años, Jáuregui fundó su propio sello discográfico, Berli Music. "El panorama sigue siendo incierto. Cuando parece que el futuro pasa inevitablemente por YouTube, de pronto el mercado se recupera o irrumpen de los DVD en la lista de los más vendidos. Esta incertidumbre nos obliga a adaptarnos constantemente a los nuevos gustos y formatos". Aura es el primer trabajo que ha grabado fuera de España, nada menos que en la mítica Sala Beethoven de Hannover. "Cuando la acústica es tan perfecta el verdadero reto es lograr escucharte a ti misma. Mi secreto es cerrar los ojos, imaginarme rodeada de gente y sentir la adrenalina del directo".
Le sobran motivos para estar satisfecha con el resultado y, aunque esta vez no se han dado contratiempos (como los de las dos ocasiones anteriores en que le robaron los masters originales del estudio), no da la batalla por vencida. "El miedo es una parte ineludible del arte, y es necesario para estar siempre alerta, para avanzar y no perder el respeto por lo que haces. No tener miedo es una inconsciencia, una temeridad".

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