A las orillas del lago las jóvenes-cisne esperan tristemente la llegada de Odette. Ella llega llorando desesperada, contándole a sus amigas los tristes acontecimientos de la fiesta en el castillo. Aparece Sigfrido y le implora su perdón. Reaparece Rothbart reclamando el regreso de los cisnes. Sigfrido y Odette luchan contra él, pero todo es en vano, pues el maleficio no puede ser deshecho. Los dos enamorados se lanzan al lago...
miércoles, 2 de octubre de 2013
Las Danzas de Galánta de Zoltán Kódaly (1933).
Encontramos en la música campesina más antigua de Hungría el material adecuado para formar la base de una música superior en el arte húngaro."
Gálanta (actualmente perteneciente a Eslovaquia) es una pequeña ciudad en la que creció el jovencito Zoltán Kódaly. Su padre era jefe de estación en esa localidad que tenía el honor de ser una de las paradas de la línea de ferrocarril Viena-Budapest que vertebraba el agonizante imperio austrohúngaro. Como en cualquier otra ciudad del mundo, las gentes de Gálanta cantaban y bailaban. Y cuando la Sociedad Filarmónica de Budapest encargó al ya consagrado y veterano Zoltan Kódaly una obra para conmemorar el 80º Aniversario de su fundación, el compositor húngaro echó mano de las canciones de su pueblo, de su infancia, que eran canciones que lo mismo le cantaban a los marciales húsares del XVIII que a los cíngaros errantes.
Les recomiendo encarecidamente que inviertan quince minutitos de sus vidas para disfrutar de la magistral orquestación que Zoltán Kódaly desplegó en sus Danzas de Gálanta de 1933. Una obra colorista, llena de contrastes y, sobre todo, de un sincero sentimiento de amor por las raíces culturales de cada uno, que no son ni mejores ni peores que las de los otros sino que son, sencillamente, las que hemos mamado (y eso es mucho).
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