martes, 19 de marzo de 2013

Julia Lezhneva, cantante Rusa de opera



En la joven Julia Lezhneva se alberga un fulgor antiguo. Es más, lo emana, transmite y refleja en su rostro leonardesco y en su timbre vocal, aterciopelado y purísimo. Nacida en 1989 en la Isla de Sajalín - en el confín de Siberia – viene cosechando distinciones y premios desde temprana edad y entre sus maestros y protectores figuran Elena Obraztsova, Alberto Zedda, Kiri Te Kanawa, Teresa Berganza y Dennis O’Neill. Un promisorio debut en Pesaro junto a Juan Diego Flórez impulsó en el 2010 aún mas la carrera de esta novel figura que irrumpe con su primer recital discográfico íntegramente dedicado a Rossini donde incluye tres de las heroínas que le compuso a su musa Isabella Colbrán.
Más mezzo lírica con extensión que soprano propiamente dicha, aúna presencia y voz aristocráticas, línea de canto y elegante fraseo. Desde el inicial Tanti affetti de La donna del lago – vertido con autoridad y gracia poco común – y el siguiente Sombre foret de Guillermo Tell– de exquisita nobleza – encanta en Bel raggio lunsinghieri y la canción del sauce de la Desdémona rossiniana, quizás lo mejor del programa.
Es fácil imaginar a esta figura de porcelana como La cenerentola. En el rondó de Angelina - Nacqui all’affanno - muestra un compendio de virtudes y algún defecto todavía por resolver a sus 20 años cuando se hizo la grabación. Limpia en los ataques, dulce en los pianissimos, ágil en las coloraturas, la voz es a la vez glacial e incisiva (eslava) y mórbida y cálida (mediterránea); sólo en el registro agudo surge algún desliz e incomodidad cuando tiende a tornarse ácido o fijo. Secundada por un Marc Minkowski efervescente a cargo de la Sinfonia Varsovia, Lezhneva no parece competir con formidables mezzos actuales mayores que ella como Joyce Di Donato o Cecilia Bartoli; su lugar es otro, el que por derecho propio le otorga la tersura y pureza de su instrumento. En esta era de voces amplificadas y asépticas, de estrellas producidas en serie (tantas de ellas fugaces), ojalá Lezhneva sepa maniobrar un futuro tan prometedor. Una revelación para tener en la mira.

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